Vygotski revisitado: una historia crítica de su contexto y legado

Anton Yasnitsky, René van der Veer, Efraín Aguilar y Luciano Nicolás García (eds.) (2016). Vygotski revisitado: una historia crítica de su contexto y legado. Buenos Aires: Miño y Dávila. 464 páginas. ISBN 978-84-16467-40-2.

Andrés Santamaría Santigosa (Universidad de Sevilla)

vygotski

¿Por qué nos importa tanto Vygotski? (de nuevo)

De nuevo Vygotski…estamos en un tiempo de revisarlo todo, de revisiones de grandes nombres en un intento por actualizarlos; en un tiempo de echar la vista atrás y re-narrar el pasado. Este libro va algo más allá. No sólo trata de (re)visionar el entramado vygotskiano, y al propio Vygotski, sino más bien de hacerle una nueva visita. Y a fe que lo hace. Vygotski es probablemente uno de los autores más conocidos y citados de todos los tiempos en el ámbito de la psicología. Este hecho ha derivado en lo que algunos conocen como el “boom Vygotski”, y otros prefieren denominar “culto a Vygotski” o, incluso, “bump Vygotski”. Pero, al mismo tiempo, se trata de uno de los autores más controvertidos, contradictorios y con un áurea por momentos (cuasi) misteriosa. Eso sí, de lo que no hay duda es que Vygotski sigue dando que hablar.

Estamos ante una lectura que ningún/a vygotskiano/a debería dejar de hacer. Se trata, sin duda, de un libro esperado y necesario. En él, los autores nos invitan, de nuevo, a visitar a Vygotski. Pero la de ahora es una visita un tanto distinta a las anteriores. No intenta proporcionar un panorama completo y cerrado, no trata de abarcar el “todo” Vygotski. Su principal motivación es presentar algunos momentos, contextos, autores y hechos de la producción vygoskiana, y de cómo ésta ha sido difundida y recibida. Se trata de un intento por mostrar nuevas interpretaciones desde una perspectiva situada que contextualiza histórica, social y personalmente a Vygotski y su obra. No persigue desarrollar una versión cerrada, homogénea y monolítica. Supone, más bien, un esfuerzo por desmitificar -y superar- algunas de las “interpretaciones al uso” que se han venido realizando. Como ya en otras ocasiones se ha propuesto, la(s) obra(s) de Vygotski está viva y, como tal, llena de contradicciones, incongruencias, miradas diversas, a partir de las que son posibles distintas lecturas.

¿Estamos pues ante un libro de historia de la psicología al uso?

Yo creo que no. No se trata de un libro de historia al uso. No trata sólo de presentar los temas e ideas clave de la psicología vygotskiana (y rusa) en diferentes momentos históricos, haciendo una cronología de ellos. Trata más bien de contar una historia -para ser más correcto, varias historias-, de alguna manera, ocultas durante un largo tiempo por razones sociales, históricas y políticas, así como por el desarrollo de la propia ciencia psicológica como práctica cultural. No consiste, pues, en un conjunto de “viñetas” aisladas, sino que forma, como la mejor ficción, una narración coherente, un todo unificado cuyas partes tienen numerosas interconexiones. Y es que, una aproximación histórica crítica al autor y su obra, así como a su legado, debe sustentarse en un proceso narrativo e interpretativo que no debería ser considerado únicamente solo en relación a hechos históricos reales, “a lo que pasó”. Toda interpretación histórica es parte de algo más complejo que hace que algunos fenómenos sean privilegiados -y por tanto narrados- y otros no lo sean tanto, o ni siquiera lo sean -y por ello, silenciados.

Se trata de un libro extenso y complejo, pero que se lee bien. Se articula en torno a dos partes diferenciadas, pero perfectamente integradas. La primera supone una (re)interpretación integradora de su obra y su legado, a partir de la consideración de una gran cantidad de fuentes y documentos, muchos de ellos desconocidos hasta ahora. Los autores analizan tanto el contexto como las personas que lo rodearon, así como los textos y su legado. Y lo hacen acudiendo tanto a manuscritos conocidos y publicados, como a documentos privados, correspondencia y notas personales, así como al archivo familiar no publicado. Hay en esta primera parte un claro intento por “volver” al contexto en el que surge y se desarrolla la obra vygotskiana, pero, al mismo tiempo, una crítica velada -a veces explicita- a un cierta “descontextualización” en el modo en el que en occidente tradicionalmente nos hemos acercado al autor. Como es conocido, algo que caracteriza a Vygotski y a su obra es la gran cantidad de ideas, a veces, contradictorias y difíciles de interpretar que la transitan. Una de las razones de esta dificultad puede ser, entre otras, el gran número de manuscritos que redactó y el (largo)tiempo transcurrido desde su escritura a su publicación. Y otra, su traducción. Tarea, ésta, harto dificultosa, selectiva y en ocasiones, distorsionada. Todo ello ha contribuido a que su estudio no haya podido desarrollarse ni de una manera lineal ni como una unidad. Algo de esto sí que se consigue en esta obra. Los autores son capaces de dar una coherencia y sentido unitario a todo el texto a pesar de su heterogeneidad y diversidad. Esta primera parte pues es un intento por establecer una secuencia ordenada de un conjunto de avatares, de naturaleza científica, pero histórica y personal al mismo tiempo, a veces dispersos y desordenados. La segunda parte es un añadido al texto original de los autores de 2015, y se encuentra más orientada a narrar el/los relato(s) acerca de cómo el pensamiento de Vygotski penetró y se desarrolló en tres países de habla hispana: Argentina, México y España. Brinda pues una cuidada re-construcción histórica de cómo las ideas vygotskianas, y el propio Vygotski, fueron recibidas en estos tres países, y complementa a la perfección esta nueva manera de “mirar” a Vygotski.

BTV

Ilustración de Rubén Gómez Soriano

Estamos pues ante un libro tan heterogéneo como homogéneo; variado y diverso, unitario e integrador. Vygotski en su máxima expresión. Un libro en el que nos encontramos con relatos dentro de relatos. Detrás de una historia siempre se esconden otras historias que aún están por escribir. Y las historias están hechas para ser contadas. Todo relato necesita una audiencia, un colectivo, una cultura que lo escuche. Y si uno quiere contar una mejor historia, hay necesariamente que modificar la que cuenta, transformarla para que sea menos alienante. Si mi trabajo narrativo debe sustraerme de la alienación, entonces la tarea no es interpretar el mundo, la tarea es transformarlo; cambiar el sentido de la(s) historia(s). Y en parte, eso hace este libro; (re)visitar a Vygotski y su obra para transformarla, para volver a “leerlo” en contexto. Son muchas las voces y las narrativas que dan “cuerpo” a este libro; voces de distintos autores, contextualizadas en distintos momentos y en distintos textos, y que podrían hacer que el lector tuviera una sensación de (des)integración a lo largo de su lectura. Pero nada más lejos de la realidad. Estas voces están entrelazadas e hiladas de tal forma que procuran un todo unificado y coherente. A mi juicio, estamos ante una obra provocativa e innovadora que intenta derribar algunos mitos y tradicionales interpretaciones de Vygotski. Los autores nos impulsan a tratar de ir más allá de visiones estereotipadas, de interpretaciones dominantes y sesgadas, en ocasiones simplistas, con el objeto de descubrir y trazar nuevas vías que transitar en esta nueva “visita” a Vygotski. En suma, de superar lo que se podría denominar ciertas “modas vygotskianas”. Dos ejemplos pueden ayudar a entender lo que estoy diciendo. Por un lado, cómo la “mirada” occidental tradicionalmente ha venido considerando a Leontiev, Luria y el propio Vygotski (la denominada Troika) como parte del mismo paradigma teórico. Pero, más evidente aún, a juicio de los autores, la tradicional equiparación y, en ocasiones reducción, de la obra vygotskiana a la llamada “teoría histórico-cultural”. El que escribe estas páginas ha de confesar que así recibió a Vygotski y su obra, esencialmente como un teórico histórico-cultural preocupado por el estudio del carácter social de las funciones mentales superiores, y en particular por el análisis del uso de los signos y herramientas. Ése fue Vygotski, ciertamente, pero no todo Vygotski. De nuevo, una parte que termina siendo considerada como un todo. Más bien, y parafraseando a Walt Witman: en Vygotski habitan multitudes.

Habitualmente abundan los mitos sobre genios aislados que revolucionan nuestra comprensión del mundo o que consiguen grandes logros, pero invariablemente son ficción. La realidad es otra. La lucha humana por saber e innovar no consiste en una serie de empeños aislados y personales sino una empresa cooperativa, una actividad social y compartida que para que sea exitosa requiere de la interacción entre mentes. Como señala el genetista evolutivo Mark Thomas, a la hora de generar nuevas ideas, lo importante no es lo listo que uno sea, sino lo bien conectado que esté. Y eso ocurre con Vygotski y, de algún modo, con este libro. De lo que uno tiene certeza al leer el libro -si ésta en algún momento es posible-, es de la existencia no de “un Vygotski” sino de “múltiples Vygotskis” que dudan, que se contradicen por momentos, que se plantean preguntas y no proporcionan respuestas concluyentes y definitivas. Tal vez, la mayor habilidad en ciencia sea ésta, plantearse buenas preguntas.

De este modo, y para finalizar, el libro que el lector tiene entre manos es en sí mismo contradictorio, abierto a la interpretación y a la crítica y, sin duda, llevará a muchos lectores y lectoras a re-visitar muchos de los conceptos y temas identificados como sus pilares teóricos, y en los que siempre han habitado. A cambiar, en suma, sus “certezas” sobre Vygotski y su obra. Y esto es sumamente difícil. Aceptar el cambio es una de las grandes batallas humanas, resulta, en muchos casos, abrumador. El cambio es exigente, nos aleja del ámbito en que nos sentimos más cómodos, produce confusión y desorientación. Requiere de nosotros que nos despojemos de nuestras viejas maneras de pensar. Este libro es un intento por “descubrir nuevos Vygotskis” con ese espíritu; como un empeño determinado tanto intelectual como culturalmente que sólo puede entenderse teniendo en cuenta las circunstancias personales, psicológicas, históricas y sociales que moldearon a Vygotski y su obra. Un libro que, de algún modo, disecciona a Vygotski para re-construirlo abriendo nuevas puertas y perspectivas, un libro que estimula la reflexión crítica y la apertura de nuevos modos de “ver” a Vygotski y su obra. Sólo me queda pues invitarles a que lo lean, lo usen, lo narren, lo transformen, y se transformen.