Reseña de Los ingenieros de Franco. Ciencia, catolicismo y guerra fría en el Estado franquista

Lino Camprubí Bueno, Los ingenieros de Franco. Ciencia, catolicismo y guerra fría en el Estado franquista. Barcelona: Crítica, 2017.
Por José Carlos Loredo Narciandi

portada_los-ingenieros-de-franco_lino-camprubi-bueno_201703280747Aunque se presente como una historia del franquismo a través de la ciencia y la tecnología antes que como una historia de la ciencia y la tecnología durante el franquismo, este libro constituye una aportación a la historia de la ciencia y la tecnología en España. Muy bien escrito, y ameno a pesar de su prolijidad, se estructura en nueve viñetas que pueden –aunque, a mi juicio, no deben– leerse por separado, precedidas por un prólogo y un capítulo introductorio y seguidas de un epílogo. En ellas se narran, por este orden, algunos entresijos de las edificaciones del CSIC, las políticas del cemento y el carbón ligadas a la autarquía, los intentos de estandarización del hormigón pretensado, la construcción de pantanos, la plantación de arroz en la vega del Guadalquivir, la creación del Parque Nacional de Doñana, las disputas sobre la soberanía de Gibraltar, la construcción de centrales nucleares y la extracción de fosfatos del Sáhara Occidental. Aparte de apoyarse en fuentes secundarias y en fuentes primarias de carácter bibliográfico, el autor ha recurrido a fuentes primarias de archivo consultadas en lugares como la Estación de Doñana, Endesa, el Instituto Geológico y Minero o la sede belga de la OTAN, entre otros.

Las decisiones políticas, las discusiones ideológicas, los laboratorios, las técnicas o las infraestructuras materiales no se tratan en las páginas del libro como algo dado, sino como producto de los ensamblajes que les confieren existencia en cada situación concreta, siempre dentro de un contexto sociohistórico determinado y en relación constitutiva con otros contextos –sobre todo los instaurados internacionalmente por la llamada guerra fría–. Este tratamiento resultará especialmente oportuno a quienes se sientan afines a la antropología económica, la historia cultural o los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad. No obstante, el autor ha llegado a él desde el materialismo filosófico de Gustavo Bueno, que por lo demás aparece ejercido de una manera muy ágil: en lugar de ser un aparato teórico previo que se pone a funcionar luego escolarmente, engrasa el desarrollo de los argumentos sin que se note.

La idea básica es que –por comparación con lo que sucedía en la República– los ingenieros de Franco gozaron de un mayor poder y no sólo fueron producto del régimen, sino también artífices del mismo, en un sentido político y material. Contribuyeron a transformar paisajes, ciudades o formas de producción y distribución de bienes, con lo que eso conlleva en términos de efectos sociopolíticos. El nacionalcatolicismo pretendía redimir a España espiritualmente y también materialmente, y por tanto tecnocientíficamente.

 

Ilustración de Rubén Gómez Soriano
Ilustración de Rubén Gómez Soriano

Los argumentos del libro ayudan a combatir dos prejuicios aún corrientes en muchos círculos académicos y mundanos. Uno de ellos –omnipresente en Psicología– tiene que ver con una cierta imagen unívoca y platónica de la ciencia, según la cual existe un conocimiento puro basado en la aplicación de un método universal cuyos resultados revierten en bien del progreso. El hecho es que existen diferentes ciencias y diferentes tecnologías, definidas tanto por acuerdos como por controversias, y funcionando de tal manera que la distinción misma entre lo científico y lo tecnológico se desmorona. El otro prejuicio se refiere a la idea de que el franquismo constituyó una etapa bien definida que interrumpió algún tipo de línea de progreso histórico haciendo retroceder al país. El hecho es que el franquismo no fue una etapa homogénea ni en lo sincrónico (existieron desde el principio diferentes familias del régimen y diferentes racionalidades políticas) ni en lo diacrónico (aparte de continuidades respecto a la República, hubo a lo largo del tiempo cambios de rumbo y rupturas, que se debieron entre otras cosas a la ingeniería, en la medida en que transformaba la propia realidad material española y con ella la realidad política, como ya he apuntado).

La combinación de esos prejuicios provoca una actitud de asombro ante el hecho de que en un periodo histórico supuestamente oscurantista y retrógrado se cultivara la ciencia. Según señala el autor, es como si se pensara que, siendo la ciencia buena por naturaleza, no puede florecer en un escenario político que se considera malo. Sin embargo, el hecho es que el fascismo fue plenamente moderno en su afán por diseñar racionalmente la sociedad y transformarla, y el nacionalcatolicismo, lejos de ser anticientífico, se limitaba a otorgar a la ciencia y sus aplicaciones un significado religioso acorde a las directrices ideológicas del régimen, que por lo demás no fueron del todo fijas y unívocas.

Sería del mayor interés ejercer una sensibilidad historiográfica similar en otros ámbitos científicos y tecnológicos, como los correspondientes a las disciplinas biomédicas o psicológicas. Una narrativa frecuente nos presenta la historia de la Psicología en la España del siglo XX en términos de restauración –en los años 80– de una noble tradición científica interrumpida por la guerra civil apenas florecida. Sin negar las evidentes dimensiones de discontinuidad que la década de los 40 introdujo, se trataría de profundizar en los contextos sociopolíticos y materiales en que se desarrollaron la psicología, la psiquiatría y la psicotecnia durante el franquismo (qué decisiones las soportaban, qué formas de ingeniería social apuntalaban), y hacerlo además atendiendo al juego de continuidades y discontinuidades con la etapa histórica anterior. Esto último ya se ha intentado, por ejemplo, en el volumen editado el pasado año por Ricardo Campos y Ángel González de Pablo en Los Libros de La Catarata, titulado Psiquiatría e higiene mental en el primer franquismo y cuyo subtítulo es explícito al respecto: Rupturas y continuidades.