Las funciones de la Historia de la Psicología en el marco de la convergencia europea
El sábado día 12 de noviembre se celebró la reunión intermedia de la Sociedad Española de Historia de la Psicología. Reunión amable para el reencuentro de viejos conocidos e intercambio eficaz de pareceres en relación con el objeto compartido de nuestro trabajo. La reunión discurrió, como es habitual, en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y tuvimos el placer de escuchar a tres ponentes que cumplieron el cometido asignado con pulcra meticulosidad, ofreciéndonos un detallado análisis del lugar de la Historia de la psicología en el marco de la convergencia europea, tema programado del encuentro.
Los decanos de las facultades de Psicología de la Universidad de Valencia y Autónoma de Madrid (miembros de la Conferencia de Decanos que trabaja en el diseño de los nuevos proyectos curriculares de grado y postgrado), los compañeros María Vicenta Mestre y Juan Manuel Serrano, nos informaron con detalle del estado en que se encuentra la construcción de los futuros estudios de grado y postgrado, nos señalaron sus afanes, dignos de nuestro agradecimiento, en relación a las programadas maestrías ajustadas al evanescente Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). La revisión de los planes de estudio, al objeto de definición de este EEES, comienza por el postgrado. Diversas razones justifican la preferencia por este punto inicial de aplicación de las reformas. Estas razones apuntan, en última instancia, a la menor repercusión pública de las modificaciones, dada la menor regulación actual y el volumen moderado de los estudios de postgrado, lo que permite por una parte planificar sin descomponer regulaciones previas, y, por otra parte, no involucra cuestiones políticas fundamentales, ligadas a cualquier reforma educativa que afecte a una parte importante de la población.
Tras las presentaciones de María Vicenta Mestre y Juan Manuel Serrano pudimos retirarnos con la seguridad de que nuestros intereses están bien defendidos en el terreno de la arena política y el debate administrativo, un frente inmediato en el que hay que hacer por la vigencia e interés público de una disciplina que puede juzgarse, y a menudo se juzga, como excesivamente “culturalista”, es decir, como una materia erudita de difícil ajuste en el perfil profesional de la psicología que el mercado laboral demanda. Sin embargo, los cuatro esquemas o perfiles profesionales definidos en psicología (clínica y de la salud, educación, trabajo –esta última dividida a su vez en organizaciones y relaciones humanas e intervención social y comunitaria) dejan espacio para una disciplina histórica, no solamente doxográfica, como la Historia de la Psicología. Hacer valer en términos efectivos la necesidad de inclusión de la Historia en los estudios de grado y postgrado será labor de nuestros representantes en la Conferencia de Decanos, en la que participan 31 universidades más el Colegio Oficial de Psicólogos.
Sin embargo, este esfuerzo en defensa de nuestra disciplina no puede considerarse, como es evidente, un esfuerzo meramente administrativo, como si dijéramos “ciego”, sino que ha de contar con una concepción del lugar de la Historia de la Psicología en la ratio studiorum de nuestros días y, en general, en la sociedad contemporánea. A estos efectos heurísticos y polémicos puede estimarse muy valiosa la intervención del tercer ponente: Juan Bautista Fuentes, que discurrió sobre el alcance histórico y político, no ya sólo de la disciplina académica de la Historia de la Psicología y su posición curricular en el nuevo modelo, sino sobre la Historia de la psicología misma como saber en las sociedades contemporáneas y en oposición a un programa histórico político de raíz positivista que, bajo la cobertura de la profesionalización especializada concebida en términos naturalistas positivos, tiende a arrumbar como materias ornamentales a las disciplinas históricas. Las ideas esbozadas por Juan B. Fuentes pueden ser y, sin duda, serán armas potentes, manejadas por nuestros representantes en la instancias de negociación y composición de los nuevos curricula, capaces de servir a la defensa de la presencia de la Historia de la Psicología en la formación de las nuevas generaciones de psicólogos que nuestra sociedad precisa. A este respecto resultó del mayor interés la propuesta de estudios de Historia de la Psicología en el postgrado, concebidos como interfacultativos e interuniversitarios, de suerte que no excluirían la Historia de otras ciencias humanas y saberes antropológicos.
La reunión intermedia terminó señalando al nuevo encuentro programado para el mes de Abril del año próximo. En efecto, el XIX Simposium de la Sociedad Española de Historia de la Psicología nos reunirá entre los días 27 y 29 de Abril en Miraflores de la Sierra, donde podremos revisar las cuestiones abiertas en el encuentro objeto de esta reseña y, sin duda, una gran cantidad de otras cuestiones fundamentales para el desenvolvimiento de la psicología española en general, y de su historia en particular.
Fernando Muñoz Universidad Complutense de Madrid